SANGRE Y ARENA

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En el chiquero, Ella, en la cocina, terrible la espera. La tarde tremenda y triste languidece entre el resueno apagado del culebrón en el patio de luces. Ella, desde el callejón oscuro, en el pasillo, y allá fuera, luz tamizada, el comedor, resplandeciente, el albero. A la hora acostumbrada la llave, atiza, en la cerradura. Suenan los clarines. Es la hora del puerta gayola. Impune, el matador entre sudores y temblores pisa la arena. El alguacilillo abre la puerta de chiqueros. Sale en tromba, cegada por el miedo. Torpes chicuelinas, que en desganas medias verónicas se suceden en torpes revoleras. Es ya la suerte de varas que sin permiso desgarra el grito en barrena rápido y certero. Banderillas, negras, de mansedumbre.

La sangre que ya resbala por el costado, brama en su dolor. No habrá tiempo siquiera de un pase. Ni un natural. Ni una manoletina. La “suerte” rápida en espadas. Los ojos inyectados, solo buscan el final. Que sin pensar llega. Bajonazo. Frío. A bulto. Amorcillada a la pared. La cortina. Rasgada, roja, terrible. Sus ojos perdidos buscan y no encuentran, ajada desploma el cuello y en él el fiero acero. Que no acierta y no mata. Pero que allí mismo será desolladero. No habrá mulillas que la retiren. Ni palmas. Ni aplausos. Ni vuelta al ruedo... Faltaría más. Solo, roto silencio. El matador fuera de sí, la perderá tras las manos. Arrodillado, charco de sangre, murmura sollozos. Qué mala tarde. Qué malos augurios. Sangre y Arena. La muerte mas indigna. La más terrible. A manos, de su pareja “sentimental”.

Y al otro día, la noticia ni siquiera ocupará un titular, será otro dato mas para la estadística, una cifra, una pequeña nota en la columna de sucesos, como una cosa mas cotidiana, como algo típico de este país, otra vida rota, y otras de miles amenazadas, y muchas mas bajo el yugo psicológico. Mientras, los titulares escupirán noticias sobre aquel partido del año, la lesión de un jugador o la injusticia de un penalti no pitado. Y es que en este país el diario de mayor tirada nacional es un diario deportivo y preferiremos los Realitys Shows al mundo real, o despellejar a cualquier folclórica los sábados por la noche antes, que poner fin a este genocidio mudo y consentido.

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