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Manoloviks Films
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Gos Rampant
- 07-11-2005 10:53
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La calle ya no es la misma. Parece que lo esté viendo ahora en su ir y venir, su andar, tranquilo pero sin pausa. El señor Ramón, el de la tienda de la esquina. La tienda que cerraron hace muy poco para, como decía, vivir la vida, que ya era hora de descansar y de viajar con el INSERSO.
El cunillera, aquel señor alto, fuertote, con aquella mirada, que entre compra y compra hablábamos del tiempo, de la vida o de lo que terciara, en català, es clar.
Lo mismo en la tienda que detrás de la caja registradora y se ponía sus gafas, las de cobrar. Un señor amable, sano y directo, que te miraba a los ojos, que dejaba hablar para luego dar aquella opinión certera, aquel punto de vista distinto, con la sabiduría que solo pudo darle la experiencia.
La tienda de la esquina, la tienda de los olvidos... la que te salvaba cualquier guiso, sus hortalizas de verdad, “feas”, no como aquellas tan sospechosamente brillantes...
Él y la señora Teresa estaban muy ilusionados en dejar la tienda para retirarse, que ya habían trabajado bastante. Y tanto. No hace ni dos meses que cerraron y de repente, se nos ha ido. El día de todos los Santos.
¡Qué mala suerte! Toda una vida trabajando, nunca mejor dicho. Toda un vida.
Quiero que quede aquí su recuerdo y si no, acompañar en el dolor, pues eso suena bastante a frase hecha, quiero que sepan su mujer, sus hijas y familiares, que aquí tienen a sus amigos y a sus vecinos de la calle para lo que sea. Un abrazo.
* I no t´estic dient que me´n vaig,
ans el contrari, potser ara arribo:
pren fort la meva mà
i no la deixis quan m´allunyi...
no la deixis mai.
Sé tan a prop el meu partit
que et deixo llum a la finestra
per si així et creus que sóc aquí,
quan l´enyor venci
els teus vespres;
tossudament dir-te que sí,
que val la pena si segueixes.
Mai no me n´he d´anar d´aquí
si en un racó del teu somriure
em fas un lloc petit per a mi
on no destorbi el teu viure.
Lluís Llach
(* Texto que venía en el recordatorio que nos dieron en la iglesia.)
El cunillera, aquel señor alto, fuertote, con aquella mirada, que entre compra y compra hablábamos del tiempo, de la vida o de lo que terciara, en català, es clar.
Lo mismo en la tienda que detrás de la caja registradora y se ponía sus gafas, las de cobrar. Un señor amable, sano y directo, que te miraba a los ojos, que dejaba hablar para luego dar aquella opinión certera, aquel punto de vista distinto, con la sabiduría que solo pudo darle la experiencia.
La tienda de la esquina, la tienda de los olvidos... la que te salvaba cualquier guiso, sus hortalizas de verdad, “feas”, no como aquellas tan sospechosamente brillantes...
Él y la señora Teresa estaban muy ilusionados en dejar la tienda para retirarse, que ya habían trabajado bastante. Y tanto. No hace ni dos meses que cerraron y de repente, se nos ha ido. El día de todos los Santos.
¡Qué mala suerte! Toda una vida trabajando, nunca mejor dicho. Toda un vida.
Quiero que quede aquí su recuerdo y si no, acompañar en el dolor, pues eso suena bastante a frase hecha, quiero que sepan su mujer, sus hijas y familiares, que aquí tienen a sus amigos y a sus vecinos de la calle para lo que sea. Un abrazo.
* I no t´estic dient que me´n vaig,
ans el contrari, potser ara arribo:
pren fort la meva mà
i no la deixis quan m´allunyi...
no la deixis mai.
Sé tan a prop el meu partit
que et deixo llum a la finestra
per si així et creus que sóc aquí,
quan l´enyor venci
els teus vespres;
tossudament dir-te que sí,
que val la pena si segueixes.
Mai no me n´he d´anar d´aquí
si en un racó del teu somriure
em fas un lloc petit per a mi
on no destorbi el teu viure.
Lluís Llach
(* Texto que venía en el recordatorio que nos dieron en la iglesia.)
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