Pluralidad de naciones

Lecciones yugoslavas

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Sinceramente creo, o mejor dicho, creía, que si hay un Estado en Europa y el Mediterráneo que se parezca más a España, este era Yugoslavia. La historia de Yugoslavia y la de España presentan muchos paralelismos.

La pluralidad de naciones que conforman España, la relación existente, en el imaginario colectivo español, del arabismo, es decir, la huella dejada por los árabes en España después de su dominación puede ser comparable con la huella turca dejada en Yugoslavia, son ejemplos destacados.

La gestión de realidades geográficas totalmente diferentes y a veces opuestas, presenta también un buen conjunto de paralelismos con España. Las diferencias entre un norte desarrollado, Eslovenia y Croacia, y un sur menos desarrollado, como el Kosovo, Montenegro y Macedonia, se trasladan a las realidades que Catalunya y Euskadi representan en España, igual que Andalucía o Extremadura.

No es casual que la implosión de Yugoslavia se debiera a la presión que Eslovenia y Croacia ejercían ya en un lejano 1974, sobre el control de su autonomía fiscal, justo lo que tiene Euskadi ya, y lo que Catalunya pide con insistencia.

La primera de las grandes lecciones yugoslavas, es evitar que Madrid actúe como lo hizo la Belgrado de la época, que Madrid sea capaz de no caer en los mismos errores, la intransigencia y la imposición de políticas coloniales, en que se cayó en la Belgrado de finales de los 80 y principios de los 90.

La segunda de las lecciones yugoslavas, es que la gestión de estas problemáticas no se debe dejar en manos de políticos aficionados, peligrosos, que gustan del baño de masas y que toman la banalización de los problemas como su bandera argumental política.

La tercera de las lecciones yugoslavas es que no se puede ir en contra del deseo de un pueblo, de un territorio de autogobernarse. Muchas de las políticas que desde Madrid se orquestan, recuerdan el savoir faire del mejor Milosevic, el que se presentó en Kosovo Polje en 1989.

La cuarta de las lecciones yugoslavas es que España no es Yugoslavia, pero se esta empezando con una dialéctica que conduce hacia eso, a comparar España con Yugoslavia.

Con esto no se quiere decir que España se balcanize, como auguraba la peor de las versiones de Aznar, pensando que esto, la balcanización le beneficiaba, igual que beneficio a Tudjmam en Croacia, a Milosevic en Serbia, a Karazdic en Bosnia y a los miembros del UCK en Kosovo.

Corremos el riesgo de caer en simplificaciones, en banalizar los problemas del país, y salvadores de la patria ha habido muchos y ya sabemos como nos fue del 1939 al 1975, aunque parece que haya muchos que prefieren volver a esos tiempos, donde todo era simple y donde todo tenia, aparente, solución.

Pero la mejor de las lecciones yugoslavas, hablando con sus gentes y leyendo la extensa bibliografía que se ha escrito al respecto, es que todo se podía haber evitado.

Las coincidencias de muchas versiones que explican como el nacionalismo fue un medio, y no un fin, para que la peor casta política del tardo socialismo titista, se mantuviera en el poder, a cambio de hacer pagar a la sociedad civil, el precio más caro, no sólo el de su libertad, sino el de su propia vida.

Esperemos que el problema catalán, pueda ser tratado a partir de la ultima de las lecciones yugoslava. Y que los defensores de la balcanización de España que se promueve desde las filas del aznarismo y sus satélites comunicativos se autoexcluyan de este proceso.

Se dice que Catalunya se parece a Eslovenia, pero personalmente me gustaría que Catalunya actuase como Montenegro, conseguir una independencia con dialogo, comprensión y un simple referéndum.

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