Brutícia

El torrente de la Pastera

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Esta acción urbanística es una de las más importantes realizadas por nuestro ayuntamiento desde entonces y de un componente social crucial para Baix-a-Mar. Entonces, el vecindario lo peleó y el alcalde Sr. Elena y los regidores Srs. Ollé y Carbonell hicieron una magnífica faena para conseguirlo.

Ahora un parecido problema se sufre en la desembocadura de todos los torrentes, en la playa del Far. El resultado es la actual letrina a cielo abierto que tenemos y toneladas de plásticos y compresas y toallitas higiénicas que van al mar, contaminándole.

Es una repetición de la misma historia de hace diez años. Pero ahora, a diferencia de entonces, el vecindario más próximo y que es el que debería estar más interesado en que desapareciera esa vergüenza, no ha hecho la menor mención por reclamar al ayuntamiento que le libre de esa indignidad tercermundista. Y el ayuntamiento, al sentirse no exigido por nadie, ha estado para otras cosas.

Como es sabido, ese torrente arrastra las aguas fecales de la ciudad cada vez que caen cuatro gotas de lluvia. Las aguas fecales arrastran multitud de toallitas higiénicas, compresas, plásticos y otros deshechos, que muchos de ellos tardan en descomponerse muchos años. Todo ello va al mar.

Cubriendo el cauce del torrente se solventaría el problema social y urbanístico. Pero, además, hay que hacer algo para evitar en lo posible contaminar el mar.

El ayuntamiento de Tarragona ha probado con éxito la eliminación casi total de estas toallitas y plásticos. El asunto consiste en una estructura metálica muy sencilla, que contiene unos largos conos de malla que hacen de filtro, por los que se hace pasar las aguas fecales.

El regidor que lo explicaba, aseguraba que en el año pasado habían eliminado con esas mallas, varias toneladas de basura que ya no contaminarían el mar. Les sugiero a los regidores de la cosa que se enteren algo más de lo que yo me he enterado sobre este dispositivo, porque algo parecido se podía ensayar en la Pastera, en vez de cruzarse de brazos, como se hace ahora.

En estos momentos que hay tanto interés por la ecología y la sostenibilidad y fondos europeos para ello, es el momento oportuno para tratar de arreglar ese asunto

Resumiendo: el torrente de la playa del Far es un problema de tintes medioambientales, urbanísticos y sociales que se debe tratar con algo más interés y rigor del que se la ha tratado hasta hoy.

Si Baix-a-Mar fuera una ciudad separada de Vilanova (tampoco es tan imposible que suceda, ¿no?) la neutralización de esa alcantarilla que es el torrente de la Pastera, sería a buen seguro, un asunto prioritario. Desgraciadamente, la Plaza de la Vila está demasiado lejos de Baix-a-Mar.

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