Quiero ver a mi nieto pero no me dejan

Las malas relaciones entre padres e hijos, o entre suegros y yernos, acaban repercutiendo, desafortunadamente en muchos casos, en las relaciones entre abuelos y nietos. Hace unos años era difícil plantearse el derecho de los menores a poder conservar las relaciones familiares más allá de las que ostentan, per se, con sus progenitores. Tiene que ver con el hecho de que los menores son sujetos de derechos, en sentido amplio, y no tan sólo objeto del derecho de los adultos.

El Codi Civil de Catalunya contempla expresamente el derecho de los menores a mantener el contacto con otros miembros de la familia cuando dice que Los hijos tienen derecho a relacionarse con los abuelos, hermanos y demás personas próximas, y todos estos tienen también el derecho de relacionarse con los hijos. Los progenitores deben facilitar estas relaciones y solo pueden impedirlas si existe una justa causa.

Cada vez son mayores los abuelos y abuelas que reclaman su derecho a relacionarse con sus nietos y nietas en situaciones familiares diversas, desde la existencia de conflictos con los padres del menor, hasta situaciones de fallecimiento de uno progenitores cuando el que subsiste, yerno o nuera, dificulta el contacto entre los padres del fallecido y su nieto, o cuando la separación de ambos progenitores hace que uno de ellos impida al otro ver al menor repercutiendo ello, a su vez, en la relación de éste con los abuelos.

El criterio que mantienen los juzgados y tribunales es el interés superior del menor y, mientras no se perjudique éste, los abuelos deben poder seguir estando en la vida de sus nietos no tan sólo por el derecho que puedan tener si no porque se trata de un derecho de los menores el poder contar durante su desarrollo con las experiencias, las vivencias y afecto de otros miembros de la familia, anteponiéndose incluso por encima, en muchos casos, de las malas relaciones que puedan existir entre los abuelos con los progenitores.