Presidente Trump

La derecha está saliendo reforzada de la crisis que sus políticas provocaron. Los políticos son incapaces de gestionar la crisis de los refugiados. Y un machista y racista (no se esconde de ello) es votado en masa por los americanos. Tenemos un serio problema, tanto en Europa como en América.

El problema no es Trump, Le Pen o Farage, el problema es que hayan millones de personas que sientan suyo el discurso de xenofobia y nacionalismo rancio que promueven.

La organización del mundo en estados promueve la desigualdad, dentro y fuera de ellos. Vivimos en sociedades eminentemente injustas. Desde aspectos económicos a políticos o sociológicos, nuestra manera de organizarnos promueve la diferencia. Y se premia el individualismo, una manera de mantenernos controlados.

Tenemos que empezar a ser más empáticos, a ayudar y construir alternativas, tanto para nuestros similares como para nuestros diferentes.

Centenares de sombras viven en nuestras ciudades, personas anónimas que viven de las cenizas de nuestra mal llamada sociedad del bienestar. Seguro que las has visto, recogiendo basura, pidiendo limosna, viviendo en chabolas. Y esas personas sólo son una pequeña franja del problema. ¿Cuantas vidas anónimas desconocemos que viven en una situación similar o peor?

Cada vez vivimos en una sociedad más desigual, y en lugar de buscar soluciones, los políticos como Trump crean enemigos fuera de su país. El enemigo no es nadie venido de fuera. El enemigo es nuestra propia forma de organizarnos socialmente.

No sé cuál es la respuesta a la pregunta de cómo cambiar esto. Pero sí tengo claro que no lo es: La derecha nacionalista, patriarcal y racista.